Ser político, y más aún peledeísta, es sinónimo de ser un
ladrón según los planteamientos que he escuchado últimamente en diversos
lugares públicos donde ciudadanos
comunes tocan el tema del escándalo de Odebrecht. Si bien es cierto que la
culpabilidad o no de los implicados es tema de la justicia el juicio mediático
ya está hecho. Estas opiniones deben llamar a reflexión a toda la clase
política del país pero sobre todo al partido morado.
La falta de credibilidad en el sistema de partidos no sólo
nos afecta a los dominicanos sino que se ha convertido de un fenómeno de
carácter global que no podemos ignorar.
En nuestro caso local y particularmente en el Partido de la Liberación
Dominicana se están viendo las consecuencias que acarrean alejarse de sus
principios.
Ser peledeísta era ser un soldado consciente, valiente y
disciplinado pero esta consigna no puede ser válida cuando se ha confundido la
disciplina con sumisión dejando de lado la valentía e ignorando lo que dicta la
conciencia. Digo esto porque se ha perdido la capacidad de disentir,
contradecir y ser críticos a lo interno de la organización aceptando y
aplaudiendo todo cuanto hagan dirigentes de superior rango.
Y no es que se irrespete a los miembros del comité político o
central pero no se pueden presentar cambios donde no se permite el aporte de
nuevas ideas. Hace unas décadas atrás ser peledeísta era un orgullo y se distinguía
por ser diferente mientras que ahora es sinónimo de vergüenza y al igual que los
demás partidos son tildados de ser todos iguales.
La realidad es que no hay nada más incierto que la
generalización. No son todos iguales ya que hay mucha gente honesta,
profesional y capaz pero ha sufrido la exclusión de quien no tiene los medios
económicos o relaciones de poder que les apalanquen hacia posiciones donde
puedan dar el ejemplo y hacer la diferencia.
Hemos permitido que se perpetúen los dirigentes más
convenientes que casi siempre son los peores. Esta es una oportunidad de oro
para el gobierno y los partidos de rescatar su popularidad dando espacio a
quienes lo merecen y no a quienes les convienen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario